Ver la vida pasar ante nuestros ojos sin consciencia es normal, o simplemente lo hemos normalizado; pero saber que no estás haciendo nada para cambiar lo que no quieres, es recibir un golpe muy duro, llenarte de culpa y de cargas innecesarias porque sabes lo que debes hacer y no te mueves.
Pasa ante nuestros ojos cada minuto y no lo vemos, nos pasamos con un nudo en la cabeza y en la garganta por cosas que quisimos hacer, que queremos construir y que creemos imposibles.
Tenemos tantos vacíos y los llenamos con el día a día: exceso de trabajo, exceso de licor, cigarrillo, vape, redes sociales, tratando de encajar. No nos damos ni cuenta de lo que estamos viviendo; y en el mayor número de casos, vamos muriendo de a poquito porque es lo que inconscientemente queremos.
Es importante despertar conciencia, aunque al hacerlo, adquiramos ciertas habilidades como observar más allá de nuestros sentidos, y en muchos momentos eso hace, que perdamos la cabeza. Es normal porque llevamos toda una vida actuando de cierta manera, hasta que nuestro cerebro se va acostumbrando poco a poco a reconocer que no está en sus fuerzas, y vas a avanzando hacia un mundo mejor en tu interior. Cuando eso sucede, tu amor propio florece y dejas de hacerte daño, empiezas a sonreír más, a vivir mejor; y por la misma razón, dejas de hacerle daño a los demás.
El despertar es un momento díficil. Sé que puede sonar contradictorio, porque necesitamos despertar, pero el despertar te hace sentir vulnerable, te hace responsable de decisiones del pasado y de aquellas que vas a tomar hoy; y es muy complicado transitar ese proceso donde sabes que eres un ser humano en transición, que debes ser mejor, que no puedes parar, que eres y te sigues convirtiendo en un referente para quienes te rodean y eso es una responsabilidad gigante.
Ver la película HERE, me hizo reflexionar muchísimo acerca de quien soy, todo lo que he dejado pasar por temor, por el miedo de soltar lo seguro, por segur haciendo lo que los demás piensan que es correcto.
La historia trata de dos jóvenes que se conocieron y a los dieciocho años quedan embarazados. Se casan, tienen su hija, por esta razón, dejan de lado lo que anhelaban, ella deja la universidad y no se convierte en abogada y el deja de pintar; y así, transcurren los años, nunca tuvieron casa propia, no cumplieron sueños y finalmente, a sus casi sesenta años, se separan e inician a vivir lo que realmente querían. ¿Por qué esperar que eso suceda, que el tiempo acabe con todo lo que hay en tu interior, que acabe con tus ilusiones, con tu fuerza, tus esperanzas y tus relaciones?
Permitimos que el tiempo pase, y aún sabiendo lo que queremos, lo que es correcto, lo que deberíamos hacer, no lo hacemos. Muchas personas llegan al final de sus vidas y no conocieron al amor verdadero, no estudiaron lo que querían, no sacaron tiempo para cuidarse, para su familia y sus seres cercanos. No conocieron ni viajaron lo suficiente, comieron siempre la misma comida y no experimentaron nuevos sabores y texturas. Su personalidad siempre fue la misma, aunque hubiera mucho por enseñar y también por mejorar.
La vida es tan efímera, tan vulnerable, tan frágil y no nos damos cuenta. Y si te has dado cuenta, ¿ que esperas para ser feliz? Pierde el miedo a perder. ¿Qué es lo peor que puede pasar?
Ama la vida. Vive hoy, decide hoy. Mañana si que podría ser demasiado tarde. Esa persona a la que le debes un abrazo, quizá mañana deje de existir, tu padre a quien podrías perdonar, mañana quizá ya no vea ni escuche ni sienta porque olvidó todo, tu madre, quien prepara un delicioso pollo, quizá mañana ya no pueda estar en la cocina y dejaste de probar sus manjares. Tu hija con quien deberías comprartir más tiempo y conversaciones, quizá mañana se case, se va de casa y forma su propio hogar.
Deja de prestarle atención a ciertas cosas vanas y céntrate en lo real e importante. ¿Qué planes puedes armar que incluyan a tu familia, a quién mirarás a los ojos y le dirás gracias, a quien abrazarás y le dirás perdon.
Es el momento de abrazarte, retomar tu vida, sentarte a escribiir y reescribir tu historia.
Elije hacerte responsable. Hagamos del mundo un lugar seguro para cada uno y de paso, para los demás.
Con amor,
Alexa Gómez
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