Debes hacer todo en excelencia.
Como mujer, como pareja, cómo mamá, cómo empresaria. Eso lo tenemos claro. Pero en muchas ocasiones sentimos que la vida pasa y no avanzamos.
¿Cuántas personas quieren que te quedes en el lugar donde estás? Son innumerables las familias que se dañan porque hay uno de ellos que quiere crecer; y el otro quiere seguir estancado. Las mujeres principalmente, temen quedarse solas. Por lo general, nosotras tenemos un instinto diferente al de los hombres, estamos pensando en comunidad, en unión, en amor y hacer todo juntos. El hombre es diferente, piensa más en él y en el crecimiento individual. No me lo tomen a mal, no es que no se preocupen por su familia, de hecho, es porque quieren estar bien para brindarles lo mejor.
En muchos casos hay hombres que bajo su machismo no quieren que sus esposas trabajen, crezcan o alcancen mentalidad de ganadora, les da temor que abra los ojos y se dé cuenta que merece a alguien mejor que él. Ese esposo debería querer ser mejor para merecer a esa mujer y no sentir inseguridad; y esa mujer debería saber lo que vale y qué es capaz de hacer y tener absolutamente todo en excelencia.
En mi vida de universidad, en el ámbito del fútbol y con mis amigas de la vida, he descubierto que la mayoría de las mujeres prefieren hacer lo que a su pareja le gusta, vestirse como el prefiere, ir a donde el diga, tener o no ciertas amistades, de alguna manera, pedir permiso para actuar, olvidando que son individuos y que antes de conocerlos, ya tenían sueños, metas y aspiraciones.
Si este es tu caso, no permitas que sigan robando tus días, y no me mal interpretes, no se trata de ser egoísta ni egocéntrica; y mucho menos rebelde, se trata de ponerte como prioridad, hablar acerca de lo que quieren y llegar a acuerdos. ¿Quién eras antes de conocerlo? ¿Cómo actuabas? ¿Qué hacías? ¿Aún haces esas actividades, vas a los lugares que te gustaban o hablas con tus amigos de la juventud o adolescencia? ¿Ya cumpliste algunos de tus sueños? Y eso no significa que debas ser la misma joven de veinte años siempre, significa que tienes una esencia que no puedes negar y que si la sigues como un legado, te lleva a sonreír, aún si miras hacia el pasado o si miras hacia el futuro.
Debes tener autoexigencia en tu hogar y tu trabajo, como mamá y esposa, pero sobre todo como mujer, porque una mujer feliz es capaz de todo. Se siente viva, saludable, hermosa y valiosa; y solo así es capaz de dar sin temor ni remordimiento el amor que los demás merecen; y sentirse merecedora del amor incondicional.
Una mujer feliz sabe para dónde va, qué quiere, qué le gusta y qué es lo que hace que baile su alma. y si el alma baila, no hay quien la detenga.
Haz que baile tu alma y tu espíritu. Llénate de gozo y plenitud.
Con amor,
Alexandra Gómez S.
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