Es tan común para el ser humano normalizar todo tipo de situaciones.
Empezamos a hacer preguntas normales y naturales como: ¿Vas todos los días al baño a evacuar tu estómago? Demasiadas personas te dicen que no. Es tan peligroso, pero más peligroso aún, que no hagas nada para que cambie la situación. Muchas parejas se acostumbran a vivir enojadas y fastidiadas; y creen que es normal vivir así. Hay demasiados seres humanos atrapados en un trabajo que odian y cada día se levantan tristes a cumplir sus labores. Y así lo harán por el resto de vida que les queda. Vivimos en una cárcel mental y física que nosotros mismos hemos creado.
Hemos perdido la libertad y no nos hemos dado cuenta. Pero hemos perdido la libertad por pereza mental, por no querer movernos del sillón, por evitar la fatiga, por evitar conversaciones incómodas y sanadoras, por evitar pensar. Vemos pasar los días, caminamos al lado de la oscuridad, nos rodeamos de personas llenas de dolor y de angustia; y permitimos que nos contagien con su negatividad.
Estamos tan desenfocados, sin metas y sin rumbo, por eso al final, hacemos lo que la sociedad nos dicta, sin descifrar y observar detenidamente, para determinar si eso es lo que realmente queremos, si aquello nos gusta y si el destino donde llegaremos es el que anhelamos. Solo nos montamos al bus de otros, creo que a cumplirle sueños a ellos y nos olvidamos de los nuestros.
Lo más triste es que al llegar al destino, no tienes ni idea porque estás allí, en que momento esa ola te envió a ese lugar; y mucho menos sabes como regresar el tiempo atrás.
Solo te acostumbras a decir: esto fue lo que me tocó. Así lo quiso Dios. Y déjame decirte que NO. Dios no quiere que seas pobre y que vivas en dolor, eso te los has causado tu mismo, le has creído a otros cuando dicen que Dios es castigador y que debes temerle. Él es amor, quiere lo mejor para ti, quiere que seas libre y feliz; y lleno de abundancia y salud. Pero nosotros en nuestra "inocencia" y pereza mental lo hemos permitido. Le hemos dejado de creer para ser falsos testigos de esta sociedad corrompida que te quiere tener sometido y haciendo caso.
Tenemos la capacidad de decidir cuan felices queremos ser, cual es la vida que queremos vivir y que es lo que queremos hacer día tras día. No permitas que otros opinen si no tienen los resultados que tu deseas, déjate guiar de aquellos que lo han logrado, revisa los obstáculos que han atravesado y prepárate para atravesarlos tu también. Debes estar dispuesto a hacer en excelencia los pequeños pasos para que Dios actúe en tu vida dándote toda la abundancia y la felicidad que mereces.
Decídete hoy a vivir en libertad, la libertad de expresión, de amor y gozo que mereces en abundancia. Sal de la sombra y empieza a ser tú mismo haciendo los cambios necesarios, para cada día ser mejor y recibir con amor todo lo que el destino tiene para ti. Solo confía. Vive como si eso que anhelas ya fuera un hecho. Porque lo es.
Con amor,
Alexandra Gómez S.
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