Hoy frente a mi computador, con una deliciosa taza de café, que a propósito, le incluí una tableta de chocolate para obtener un sabor diferente, pensé que sería motivo de inspiración para escribir, pero cuando la probé y sentí su espesura y textura calientes, cerré mis ojos, medité un poco, observé por la ventana y aún así no sabía que escribir. Respiré durante un tiempo prudente y descubrí que tengo muchos sentimientos encontrados, quise sacarlos a la luz, me lo propuse y aquí va.
No sé si lo que siento es envidia, celos o rabia. Siempre que las mujeres hacemos algo diferente o emprendemos, nos imponen la presencia del hombre en nuestra vida; o creo que yo lo he permitido durante el transcurso de mi vida y de mis emprendimientos. Renuncié a mi sueño de ser periodista cuando quedé embarazada y vi como única opción seguir a mi compañero y futuro padre de mi hijo, quien jugaba futbol profesional. Aún así, siempre quise ser independiente económicamente hablando, pero al pensar como esposa y madre dejé ir muchas oportunidades importantes.
Cuando trabajaba en protocolo o vendía productos, todo dependía de la ciudad o del equipo donde estuviera Andrés, era simplemente la esposa del jugador de fútbol. Cuando tuve la pastelería me asocié con él para poder trabajar con más tranquilidad, es decir, el crédito de nuevo para los dos, no solo para mí, en este punto me refiero al hecho que cuando era jugador, como esposa tambien viajaba, dejaba atrás sueños, empleos, familia, y el reconocimiento solo es para el hombre, aunque no tenía ni tengo problema en reconocer lo que el hace bien y por todo lo que construimos poco a poco. Pero creo que las cosas siguen siendo iguales, pues ahora que es socio en el centro de entrenamiento, las personas me dicen: el gimnasio de Andrés; sin embargo, cuando escribí el libro, le dicen a el que lo firme y hablan de "nuestro" libro y no solo como mío. Es triste saber que seguimos viviendo en una sociedad machista; y este movimiento es mucho mas fuerte gracias a las mismas mujeres, nos encargamos de pisotear el trabajo de las demás, no reconocemos lo que nuestro genero hace bien; y vivimos juzgándonos sin piedad.
Me he sentido vulnerable porque nuestro trabajo como mujeres no es reconocido, he renunciado a muchos de mis sueños por seguirlo a él como deportista profesional, y aún así seguimos sin ser valoradas. He analizado mis sentimientos y comportamientos y creo que al final si son celos y envidia las que siento hacia mi esposo, no porque quiera que sus sueños y oportunidades no aparezcan, solo que ante el mundo todo sigue igual: el hombre trabaja, no puede pedir permiso, no puede faltar al trabajo, no va a las reuniones escolares, no te acompaña a hacer tus diligencias; sin embargo nosotras, yo específicamente, debo llevar a mi hijo, asistir a las reuniones, aplazar si quiero escribir o hacer algún video, los acompaño para hacer detrás de cámaras y me esfuerzo por tener la casa limpia y comprar mercado, y al final, a quien le llegan más fácil las oportunidades es a los hombres y eso hace que se sientan seguros y tranquilos, mientras nosotras seguimos remando por alcanzar sueños. No quiere decir que mi esposo no me apoye, que no ayude en la casa, que no quiera lo mejor para mi, sé que si se esfuerza y ha estado apoyándome en los momentos más difíciles emocionalmente hablando, pero el desequilibrio de género me tiene mamada.
No quiero ser una resentida social. No quiero hablar con rabia y rencor. Solo que la vida sigue avanzando ya me siento dando vueltas en un círculo sin final.
Tengo claro que nadie me ha obligado a nada, que yo decidí seguirlo, ser madre joven, viajar con el a todos los lugares, decidí finalmente lo que iba a estudiar y quien ser, no puedo culpar a nadie de lo que siento y de mis comportamientos y decisiones, hoy soy lo que soy por lo que hice en el pasado, y se también que mi futuro depende de lo que haga hoy por el.
Lo único que quería compartir en este texto es lo que siento y pienso, no se si alguien leerá alguna vez lo que escribo, si a las personas les interese lo que siento, bueno, lo sé, a nadie le interesa lo que tu quieres y eres, a las personas les interesa es lo que tu puedes brindarle y la solución que tu puedes darle. Por eso, espero que lo que lo he escrito le sirva aunque sea a una sola persona en el planeta, que diga: ¡wow! pensé que era la única que pensaba así. Me siento mejor y tranquila de que alguien lo haya dicho por mí.
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