Te quitas la venda de los ojos cuando descubres que es inevitable aprender y crecer después de ser lastimado, o pasar por una circunstancia dolorosa. Aceptar es transformarse para bien cuando así lo deseas. Hay momentos donde el dolor te cala hasta los huesos... ¿Puedes recibirlo con amor?
Primero sientes un rechazo, te llenas de rabia, generas algo de rencor, esa sensación en el pecho de opresión como si tuvieras un elefante encima asfixiándote, y un picazón en las manos como hormigas caminando por tu cuerpo. Es el momento justo para sentirse víctima de todo lo que vives.
En ese instante es necesario parar, revisar y dar un paso al costado para ver la situación en perspectiva, observas como una tercera persona que analiza y saca conclusiones para dar inicio a un pequeño debate. Es justo en ese instante que descubres que quien debe cambiar y mejorar eres tu.
¿Es fácil aceptar que somos los creadores de nuestra propia realidad? Por supuesto que no, pero si es necesario entender que nadie nos hace absolutamente nada, las personas solo actúan y yo decido como tomarlo. Si me lastima lo que otros seres humanos hacen, es porque en mi interior hay emociones que debo trabajar. Hay días en lo que todo te cala más, como si una nube gris se posara sobre nosotros llenando de oscuridad y de lluvia el camino, son días grises donde hay mucho ruido pero nada bonito nos sucede. En ese instante es donde nos encerramos en el dolor. Las ideas no fluyen, las relaciones se opacan, las sonrisas desaparecen, dejamos de agradecer lo que nos rodea y los pequeños detalles los pasamos desapercibidos. Seguimos creando de manera inconsciente un vacío; y allí es donde se encuentra el verdadero desafío, el de volver a intentarlo, en como puedes convertirte en tu mejor versión a pesar del momento que vives. ¿Qué haré? La solución siempre está en las preguntas que te haces. ¿Qué quería Julieta enseñarme? ¿Qué aprendizaje hubo en la separación de mis padres? ¿Cómo cada circunstancia me transformó?
Hoy soy quien soy gracias a cada desafío, pero... ¿Me gusta quién soy? ¿Cómo se superan los desafíos? ¿Cuando estoy en el momento más oscuro, que hago? ¿Cómo actúo? ¿Que preguntas me realizo? Es hacerte cargo, tomas el control.
El desarrollo personal está a nuestro alcance para lograr SER una mejor versión y convertirte en alguien que los demás necesitan escuchar.
Cuando estoy en suelo llorando, sin querer existir, sin fuerza para soportar más dolor, esa angustia que se planta en el pecho queriendo tomar el control. ¿Quién soy yo? ¿Dios? ¿Soy Dr? ¿Qué puedo hacer? ¿Puedo ver el futuro? Todas las respuestas tienen algo en común, son un NO. Entonces... ¿Qué haces con eso? Te levantas y sigues, te secas las lagrimas, como una niña que acaba de hacer una pataleta y le ofrecen un dulce, ya has descargado todo ese dolor, la angustia, te liberas y sales de nuevo al mundo a dar lo mejor de ti con una sonrisa y agradeces, eso me salvó.
Lo importante es aprender a leer las emociones, aprender cuando te sientes triste y como puedes manejarlo, y si se sale de control, aprender a pedir ayuda. Aceptar, aceptarme.
No hice nada de extraordinario, solo soportar y soportarnos. Entender que la vida es la vida y ya. Cuando lo entiendes, te permites sentir paz. En ese instante dejas de quejarte de aquello que no tiene solución, a vivir en el aquí y en el ahora, sin olvidar que es un aprendizaje de todos los días.
El dolor se puede transformar en amor cuando te permites sonreír aún con la nube gris sobre ti, con el tsunami persiguiéndote, con las espinas lastimándote. Eso es actuar diferente, por lo tanto, todo cambia. Si yo cambio, todo cambia. Atraes las bendiciones. Agradecer es llenarse de gracia.
Los desafíos y el miedo siempre estarán presentes, pero tu transformación ha hecho que tus convicciones sean firmes y claras; y nada logra detenerte.
¿Entonces nunca más puedo desanimarme? Obvio que si puedes, estamos en todo el derecho, somos humanos, cambiamos y evolucionamos constantemente queramos o no. A medida que quitamos la venda de nuestros ojos, nuestros pensamientos y actitudes mejoran, empiezo a tener metas claras, a ver el destino con optimismo, el cerebro se desbloquea y las oportunidades aparecen. Si observas con los lentes adecuados, encuentras lo que necesitas, y si has encontrado esa paz, es porque ya estás preparado para recibir lo que esperas y construir camino con propósito, inicias a vivir, a tener una vida con mucho valor.
Comentarios
Publicar un comentario