Conocer lo que tu realmente eres y como es en si la vida misma, sin trampas, sin tapujos y sin fanatismo.
Conectar contigo te lleva directamente a una conexión con la vida, el universo y por supuesto con Dios. Ese ser supremo que no es castigador ni vengativo, eso lo hemos inventado nosotros los humanos al creer que Dios, por crearnos a su imagen y semejanza, actuaría como nosotros: con rabia, odio y rencor; tampoco es el ser supremo que nos llena de premios si hacemos bien nuestro trabajo aquí en la tierra. La recompensa siempre será vivir en plenitud y alegría al acercarnos cada día a la luz interna.
No existen motivos para dudar que tu existencia en este mundo está llena de oportunidades cada día, que te ayudan a trabajar en soltar todo aquello que nos contamina.
Vivimos rodeados de señales que no vemos; aquellas que tenemos y no analizamos para saber que opacan todo lo que la vida tiene para nosotros: la envidia, la rabia, el odio, la crítica, el constante deseo de sobresalir y ser el mejor.
Perder el verdadero sentido de la vida que es ser luz, ser fuente de ayuda y de conexión entre lo que se ve y lo que no percibimos.
La solución siempre estará en nuestro interior y no fuera, la esperanza no puede estar puesta en otra persona, en un trabajo o en una recompensa. Siempre lo que deseas debe ser guiado por la conexión entre tu luz y la de la vida misma; y por si no lo sabías, esa luz se llama ACTITUD, y la actitud la genera la conciencia.
Si existe conciencia en todo lo que haces, generas una conexión infinita entre tu vida y tu verdadero propósito.
Alexa Gómez S.
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