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LA CULPA

 El sentimiento de culpa puede presentarse de dos maneras: la forma real porque has infringido alguna regla como pareja, padre o en la sociedad. También puede ser psicológico  porque quieres crear una imagen de victima convirtiendo la culpa en un sentimiento ficticio.

Lo que sí está claro, es que cuando vivimos con culpa, interiormente nos sentimos malas personas, empezamos a sentir que somos seres capaces de hacer daño y todo el tiempo tenemos malestar, por esta razón, iniciamos a alejar a quienes nos rodean, sentimos pena y dolor, no queremos ayuda porque pensamos que no la merecemos y terminamos en estado de depresión y ansiedad, te sumerges en una laguna sin fondo.

Lo principal y esencial es conocer nuestra historia, estudiar cómo fue nuestra crianza, debemos observar muy en lo profundo si esa infancia pudo ser llena de reproches y de exigencias, que te llevaban y aun te siguen llevando a exigir más de aquello que puedes dar; te reprochas y empiezas un auto sabotaje, a tener el autoestima muy bajo, a culparte por lo más mínimo y a sentirte inferior. Lo más preocupante es que no trabajamos en esos sentimientos y solo nos repetimos que no es permitido, que siempre se debe estar sonriente y feliz, de lo contrario te tildas y te tildan como desagradecido por todo lo que tienes y no valoras.

Siempre estamos atentos a que pueden pensar los demás de mi, si pido ayuda para estos temas internos me dirán loco, o simplemente que todo estará bien; o como dicen en Colombia: “Dios sabe como hace sus cosas”. Esto sucede porque estamos a la expectativa de lo que hacen, dicen y tienen los demás, nos frustramos, sin tener en cuenta que cada ser humano es su propia historia, que somos únicos e irrepetibles; y en este punto es importante recalcar, que el ser únicos e irrepetibles no indica que somos los únicos que existen, por tal razón si es indispensable esa culpa real que  nos permite saber y entender que si te pasas un semáforo en rojo puedes ocasionar un daño irreparable. Esa culpa te lleva a tener un cierto temor que no permite que actúes mal. Es posible, de cierta manera, llamarla conciencia.

La culpa patológica es diferente porque hace mucho daño sin razón y no te permite avanzar, te recuerda todo el tempo que debes estar triste, que  no mereces sonreír o disfrutar de ciertos momentos, y como también es influenciada por las diferencias de pensamiento individuales, aquellas que permites cuando te reprochan, te señalan o te culpan; y a eso le sumamos las pautas educativas, aquellas donde los profesores quieren hacer quedar en ridículo a los estudiantes, señalarlos y culparlos, cuando es su responsabilidad enseñar a los niños y adolescente enfrentarse a la sociedad, a respetar las diferencias y a explicar según el tiempo de aprendizaje que requiera cada estudiante, porque todos somos diferentes y aprendemos a ritmos diferentes.

Crecemos con ese miedo a ser nosotros mismos, con un temor inmenso para hacer preguntas, expresar aquello que pensamos o decir que no entendimos cierto tema. Estamos acostumbrados a una sociedad que siempre se ha basado en el bien y en el mal, cometemos el error de poner todo en blanco o todo en negro y es una maldición que no nos permite avanzar. Si no trabajamos por mejorar y cambiar esos estándares tan limitados, seguiremos cargando con toda la culpa hasta el final de nuestros días.

Miremos internamente y tomemos esa culpa real para querer ser mejores cada día. Evitemos sentirnos culpables por aquello que ya hicimos y aprendimos, lo importante  es no repetir ese comportamiento porque la culpa provoca rabia, miedo, dolor, critica y sufres el doble siempre, por aquel error que cometiste y porque te lo repites a diario infringiendo un castigo innecesario. Como dice Lucio Anneo Séneca: “Una persona que se siente culpable se convierte en su propio verdugo”.

Tomemos la tristeza, y revisemos que quiere decirnos, es un aviso interno, que no nos de vergüenza el no tener la habilidad o el súper poder de saberlo todo y solucionemos lo que necesitamos y podemos, un día a la vez.

Para erradicar la culpa interna debemos primero aceptarnos a nosotros mismos, saber que el error está presente porque somos humanos, y no te digo que no existe responsabilidad en aquello que has hecho mal, porque también debemos hacernos responsables de aquellos errores que hemos cometido y aprender, eso te lleva a hablar con franqueza y sin dolor con otras personas, pedir perdón y perdonarte porque ya has buscado las causas y estás actuando al respecto. Nadie tiene el derecho de hacerte sentir culpable, eso es abuso psicológico. Recuerda que la forma más fácil de conseguir algo es haciendo sentir culpable al otro.

Por último… no permitamos compararnos con otras personas, con otras mamás, con otros cuerpos, con otros profesionales de tu campo si no es para admirarlos y mejorar; y si es necesario, pide ayuda profesional, todos debemos trabajar en nuestro interior, despertar a un nuevo sentimiento, el de la felicidad, y esa felicidad solo viene si confías en ti mismo y en tu proceso.

                                                                                                  Alexa Gómez Silva

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