¿Dónde están los padres de aquellos niños que vemos en la calle?
¿Dónde están los padres de aquellos niños solos en casa?
Cuando estaba muy jovencita mi deseo era tener 3 niños, que
se hicieran compañía, que jugaran y fuéramos una familia grande. Hace varios
años yo ya estaba reacia a tener más hijos, pues los planes que tenía para mi
vida se voltearon al quedar en embarazo a los 19 años. Solo quería quedarme con
mi único hijo; y a pesar de tener la fortuna de un gran esposo y padre como
compañero en esta aventura, quería recuperar mi tiempo como mujer joven,
aprovechar mis estudios, trabajar y crecer como persona. Cada una de esas
situaciones me motivó a tomar esa decisión, sin embargo, un día tuve una
revelación…
Una hermosa mañana decembrina en mi ciudad, con su
maravilloso clima, colmado de algarabía, colores, música y alegría, se opacó
con una imagen de mi Cali bella bañada de niños en cada semáforo, aquellas imágenes que
distorsionan lo lindo y rompen el corazón… bebés, niños y adolescentes bailando,
trabajando o mendigando… con mi vista en el horizonte y mi mente absorta en
estos pensamientos, sentí en lo más profundo de mi corazón una voz que me
decía:
TODAS ESTAS PERSONAS (PADRES DE AQUELLOS NIÑOS) son aquellas
que más hijos traen al mundo para poder disponer de los pequeños y hacer este
trabajo, son niños que crecen en extrema pobreza, castigados, maltratados,
violentados en todos los sentidos; crecen llenos de dolor en su vida y por lo
tanto, son adultos llenos de odio, ese odio que descargan en la sociedad. Pero…
están las personas como tú (no estoy diciendo ser perfecta, pero si con algo de
estabilidad emocional y económica), que pueden educar buenos seres humanos; y lastimosamente,
esta generación ya solo quiere tener un
hijo o no está entre sus planes tener bebés. Por esta situación, es que el
mundo cada vez tiene más seres humanos que se matan entre sí, llenos de
envidia, de odio y critica, hambrientos de poder.
Hoy, mucho tiempo después, cuando miro hacia atrás y veo todo
lo que he vivido después de tener esta revelación, la cual me llevo a tomar
conciencia y decidí traer al mundo a mi pequeña Julieta, quien debido a muchas
complicaciones nació con parálisis cerebral y hoy ya no está conmigo (puedes
leer al respecto en otros textos), me doy cuenta que el mundo gira en la misma
orbita sin cambio alguno. , cierro mis
ojos y veo que es muy complicado traer hijos a esta tierra, porque siguen
existiendo los mismos problemas, nada avanza para mejorar esta situación; y lo
peor es que aún los padres con la estabilidad económica, son padres sin
estabilidad emocional. Traemos niños al mundo porque debemos cumplir con el
ciclo de la vida, no niños para disfrutar, para educar y tener un mejor mundo.
Los niños que crecen en extrema pobreza y los niños con demasiado
consentimiento crecen por la misma línea de un mundo vacío y sin motivación.
Nos enfrentamos a una sociedad donde la vida del otro ser humano no vale,
jóvenes cargados de hambre no solo física si no espiritual, chicos con el
estómago lleno de comida pero sin abrazos, sin atención, sin comprensión. Nos
enfrentamos a una sociedad donde los jóvenes, violan, matan, consumen drogas,
muchos por “necesidad” (aunque no hay excusa para hacer daño a otros) y muchos
por moda o diversión. Nos enfrentamos a una generación sin la capacidad de
decir no porque no tienen claros sus valores, jóvenes incapaces de defender sus
derechos porque quieren encajar en la suciedad, perdón, en la sociedad.
Hoy nos enfrentamos a una sociedad motivada por las
apariencias, la esposa que hace fiestas a sus hijos no para que el niño
disfrute o celebrar la bendición de su vida, lo hace para mostrar cuanto poder
adquisitivo tiene ella o su esposo. Por otro lado, nos encontramos con niños
que no han tenido la fortuna de apagar una velita y pedir un deseo el día de su
cumpleaños porque nadie se acuerda de esa fecha o porque para sus padres no
tiene importancia.
Por esta razón, debemos dejar de mirar que tiene el vecino,
que dice la televisión que está de moda, no nos fijemos en cuanto dinero
queremos tener. Si trabajamos en nosotros mismos para poder brindar lo mejor de
cada uno a nuestros niños, si aceptamos la inmensa responsabilidad que tenemos
como adultos y como seres humanos no solo con nuestros hijos, sino también con
los niños y los humanos en general, lograremos tener un mundo mejor, con niños
felices que serán algún día también padres responsables y amorosos.
Dediquemos menos tiempo a la televisión y a las redes
sociales, dediquemos menos tiempo a trabajos extenuantes que no permiten
disfrutar de la familia. Necesitamos el dinero para brindar lo mejor a los
niños, y debemos hacer sacrificios para poder trabajar, pero no necesariamente
el dinero es para comprar lo último en tecnología, es para tener alimento,
ropa, estudio y diversión. El tiempo pasa y si no hay calidad, es tiempo
perdido.
Con este texto no quiero desanimarte a ser Padre, los niños
nos enseñan a ser mejores seres humanos porque entendemos que el mundo no gira
alrededor nuestro, que debemos hacer sacrificios por la familia, sobre todo por
los niños, sin sacrificar nuestra felicidad, porque unos padres felices enseñan
mucho más que aquellos padres que no luchan por sus sueños y anhelos, quienes
viven frustrados y enojados con la vida. Se feliz y haz felices a los niños,
crecen muy rápido y el tiempo que se va
no regresa.
Alexa Gómez S.
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